domingo, 9 de octubre de 2011

LADY JANE NO QUIERE SER REINA

VERSIÓ EN CATALÀ

Ejecución de Lady Jane Grey. Paul Delaroche (1883)


Lady Jane, sobrina de Enrique VIII, de la casa Tudor, tenía 16 años cuando la coronaron reina de Inglaterra.

Víctima de las conspiraciones de su familia por la sucesión al trono, se encontró de manera involuntaria en medio de los conflictos entre católicos y protestantes.

Un par de meses antes la habían obligado a casarse en contra de su voluntad y también en contra de su voluntad la coronaron reina de Inglaterra.

Era el 10 de julio de 1553. Reinó durante 9 días.

El 19 de julio de 1553 triunfó la rebelión de los católicos encabezados por María Tudor, conocida como María la Sanguinaria (Bloody Mary) Lady Jane acabó encerrada en la Torre de Londres y María acabó convertida en reina.

La vida de María también fue intensa y difícil, como la de la mayoría de las mujeres de aquella época, aunque fueran reinas. Pero María quería ser reina. Y Lady Jane, no.

Lady Jane estuvo encerrada 7 meses en la terrible Torre de Londres y finalmente fue decapitada. Tenía 17 años y estaba considerada como una de las mujeres más cultas de Inglaterra.

Sobre la vida y obra de la dinastía Tudor podemos encontrar muchas películas y novelas. Todo está más o menos explicado en los libros de Historia.

Todo excepto qué le pasó por la cabeza, por el cuerpo y por el alma a Lady Jane durante aquellos 9 días que fue reina sin querer. Y durante los 7 meses que estuvo encerrada en la Torre esperando su ejecución.

En la National Gallery de Londres podemos ver el cuadro Paul Delaroche inspirado en la muerte de Lady Jane. Algún día haré una lista de las cosas que me obligan a volver a Londres dos, tres, cuatro, cinco veces el año... Una es este cuadro inmenso y absoluto.

Lady Jane fue ejecutada al aire libre, rodeada de mucha más gente. Evidentemente no iba vestida de blanco porque este color se reservaba a las mujeres solteras, y evidentemente no llevaba el cabello suelto. Pero el dramatismo que transmite el cuadro, bellísimo y doloroso, debía de ser exactamente así.

Cada vez que lo veo, rodeada de docenas de turistas y cámaras de fotos, me parece escucharla, con la voz floja, en mi oreja... yo no quería ser reina...

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