sábado, 9 de abril de 2011

CONFESIONES A LA ORILLA DE LA TUMBA DE STEVENSON...

VERSIÓ EN CATALÀ



Hace unos días me desperté con ganas de visitar la tumba de R.L. Stevenson. De vez en cuando me pasa esto. Durante aquellos minutos en que tengo que decidir si estoy despierta o dormida, mientras intento escapar del intenso estado onírico que me atrapa cada noche, me viene a la cabeza algo que tengo que hacer.

Tengo la biblioteca llena de libros de tuberculosos. Como el señor Stevenson, que se fue de Escocia hacia tierras más cálidas por consejo del médico. Qué tiempos aquellos en que los médicos te enviaban a vivir a tierras más cálidas para curarte las enfermedades. No como ahora, que te dan una pastilla y te envían a casa. Doctor, por favor, en la próxima visita no me podría recetar usted un viaje a tierras cálidas, como Stevenson?

En uno de aquellos viajes conoció a Fanny, una americana diez años mayor que él con quien se casó y con quién pasó el resto de su corta vida, viajando y escribiendo. Cómo no podía ser de otro modo la relación fue un poco escandalosa. Y como no podía ser de otro modo, a Stevenson y a Fanny les importó muy poco.

La tumba de Stevenson y de Fanny está en Samoa, en una pequeña isla del Pacífico sur.

El médico no me receta viajar a países cálidos pero por suerte ya ha llegado el buen tiempo. Empieza la temporada de playa y en los ratos que me dejan los ensayos de danza y el trabajo bajo a correr por la orilla del mar.

Ensayamos mucho. Y estoy muy cansada y muy contenta. Nuestra genial profe está haciéndonos trabajar mucho para ofreceros un espectáculo precioso en el teatro de Vilanova a finales de mayo. Me encantan todas las coreografías que nos está montando (bien, todavía tengo que decidir la música de mi individual. Pero cada vez lo tengo más claro...) Además, será la primera vez que bailaré un tango con pareja y en público. Estoy entusiasmada con el montaje!

Entre entusiasmo y entusiasmo lo que más me cuesta es salir adelante con las cosas más prácticas. Como hacer la compra, planchar la ropa, contestar mails. Me pasaría el día escribiendo, bailando, leyendo, mirando películas y corriendo por la playa. Muy bien, Julieta, acabas de describir lo que vienen siendo las vacaciones!

Y mentres llegan las vacaciones y el verano y los próximos viajes a penas me queda tiempo para leer nada más que los trabajos que los hago hacer a mis alumnos. A veces tengo la sensación que me paso la vida corrigiendo redacciones. Lo cual debe de querer decir que ellos se pasan la vida escribiéndolas! Pero estoy muy contenta porque cada vez lo hacen mejor. Es increible cómo han progresado en los últimos seis meses! Hace unos días redactaban entrevistas y entre los diversos ejercicios me entrevistaron a mí. Me sorprendió muchísimo que la mayoría de mis adolescentes estén tan agobiados por el tema de la traición y por el futuro. Muchos me preguntaban si alguna vez me había sentido traicionada y qué haría en este caso. Sinceramente no. No me he sentido nunca traicionada. También me preguntaban por el futuro (cómo te ves en el futuro y cosas así) Y me di cuenta que no pienso nunca en el futuro. Y que no lo he hecho nunca. Las posesiones materiales a gran escala me interesan muy poco. Mis posibles futuros se miden en posibles viajes. Y siempre que tengo que pensar en el futuro es porque tengo un viaje a la vista. Nada más... No sé si es mejor o peor pero hace más de 30 años que funciono de este modo.

Entre unas cosas y otras cuando acaba el día estoy tan cansada que me quedo dormida encima de las cartas de Eva a Samuel y no recuerdo ni cómo he llegado a la cama. La teoría de que tengo un fantasma en casa que me cepilla los dientes y me acuesta va tomando fuerza. Sería genial si además mi fantasma preparara la comida, pasara la aspiradora y me leyera un poco en voz alta antes de... zzzz....zzzzz....zzz....

Querido Samuel,
no estés enfadado conmigo. No soy yo quien ha elegido esta distancia. Volveré pronto y espero encontrarte feliz y contento. Tengo la sensación de correr en círculos pero cada vez que me vista de azul será para recordar que todavía te quiero. Las estrellas brillan por ti, allí arriba, tan alto que parece imposible. He escrito mucho últimamente. Sabes que no me gusta enseñar mis historias pero valoro mucho tu opinión. Cómo podria no hacerlo después de todo... ( El Cairo, 1871)

No hay comentarios:

Publicar un comentario