domingo, 19 de diciembre de 2010

LA ETERNIDAD SE NOS ACABA

VERSIÓ EN CATALÀ


Hoy Al Bayati habría cumplido 84 años. Descubrí un Bagdad luminoso, terrible y poético de la mano de sus versos, situé en el mapa paisajes que sólo conocía porque los había soñado algún día, redescubrí Neruda a través de sus homenajes, recordé los secretos que la diosa Ishtar iba recitando mientras bajaba al infierno para rescatar a su amante. El libro de poemas con las traducciones de Federico Arbós Ayuso es uno de mis tesoros más valiosos. En esta antología hay unos pocos poemas de un libro que no he conseguido encontrar nunca en ninguna lengua comprensible para mí y que me encantaría tener. Es El libro del mar y habla de Nitocris la enigmática faraona egipcia.

"A los pies de la princesa, amante, sacerdotisa, ídolo, diosa, dejo unos versos escritos. Sobre mi se despeña desde la gran pirámide la luna egipcia, embozada en el manto de las estrellas (...) Y tú, que absorta contemplas mi cuerpo egipto, mis cabellos de nilo. Tú y yo abrazados, como dos amantes que al cabo de mil años se han encontrado al fin en el laberinto"
(Traducción de Federico Arbós Ayuso)

Hay algunas cosas que hay que hacer porque la eternidad se nos acaba, como dice Jaime Sabines:

leer Al Bayati a orillas del Nilo, por las calles de Damasco, a las plazas de Viena.
ir a París, el cementerio de Montparnasse, a dejar una copa de vino sobre la tumba de Cortázar.
recorrer Grecia con Kavafis y Carles Riba en la mochila, llegar a Itaca antes de que Ulises.
buscar un cerezo japonés y leer haikus sin prisas.
negar la muerte de Benedetti porque no puede ser y además es imposible.
asegurarnos de que los gatos de la casa de Lorca en Granada continúan bien alimentados.
seguir los pasos de Oscar Wilde por las calles de Londres. Y los de Bram Stoker. Y los de Conan Doyle.
no marchar nunca de Lisboa porque Pessoa no se acaba nunca
ignorar el frío de Rusia con Anna Ajamtova, Tolstoi.

Marcar en un mapamundi con chinchetas de colores dónde están los escritores, las heladerías, los ríos, las plazas, las pizzerías, los templos, los bancos donde sentarse a descansar...

Porque la eternidad se nos acaba.

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